07/10/2018
PRIMERA LECTURA
Y serán los dos una sola carne
Lectura del libro del Génesis 2, 18-24
El Señor Dios se dijo:
«No es bueno que el hombre esté solo; voy a hacerle alguien como él que le ayude».
Entonces el Señor Dios modeló de de la tierra todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo y se los presentó a Adán, para ver qué nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que Adán le pusiera.
Así Adán puso nombre a todos los ganados, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no encontraba ninguno como él que lo ayudase.
Entonces el Señor Dios hizo caer un letargo sobre Adán, que se durmió; le sacó una costilla, y le cerró el sitio con carne.
Y el Señor Dios formó, de la costilla que había sacado de Adán, una mujer, y se la presentó a Adán.
Adán dijo:
«¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será “mujer”, porque ha salido del varón».
Por eso abandonará el varón a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL127, 1-2.3. 4-5. 6
R. Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida.
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R.
Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R.
Esta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R.
Que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel! R.
SEGUNDA LECTURA
El santificador y los santificados proceden todos del mismo
Lectura de la carta a los Hebreos 2, 9-11
Hermanos:
Al que Dios había hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús, lo vemos ahora coronado de gloria y honor por su pasión y muerte. Pues, por la gracia de Dios, gustó la muerte por todos.
Convenía que aquel, para quien y por quien existe todo, llevará muchos hijos a la gloria perfeccionando mediante el sufrimientos al jefe que iba a guiarlos a la salvación.
El santificador y los santificados proceden todos del mismo.
Por eso no se avergüenza de llamarlos hermanos.
Palabra de Dios.