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Evangelio Domingo de la trigesimocuarta semana de Tiempo Ordinario. Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo.

Aleluya Mc 11, 9. 10
R. Aleluya, aleluya, aleluya

¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
¡Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David! R.

 

EVANGELIO
Tú lo dices: soy rey
Lectura del santo Evangelio según san Juan 18, 33b-37

En aquel tiempo, Pilato dijo a Jesús:

«¿Eres tú el rey de los judíos?».

Jesús le contestó:

«¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?».

Pilato replicó:

«¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?».

Jesús le contestó:

«Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí».

Pilato le dijo:

«Entonces, ¿tú eres rey?».

Jesús le contestó:

«Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz».

Palabra del Señor.

Evangelio Domingo de la trigésima semana de Tiempo Ordinario.

Aleluya Cf. 2 Tim 1, 10
R. Aleluya, aleluya, aleluya

Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte,
e hizo brillar la vida por medio del Evangelio. R.

 

EVANGELIO
“Rabbuni”, haz que recobre la vista.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 10, 46-52

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, un mendigo ciego, Bartimeo (el hijo de Timeo), estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar:

«Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.»

Muchos lo increpaban para que se callara. Pero él gritaba más:

«Hijo de David, ten compasión de mí».

Jesús se detuvo y dijo:

«Llamadlo».

Llamaron al ciego, diciéndole:

«Ánimo, levántate, que te llama».

Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.

Jesús le dijo:

«¿Qué quieres que te haga?».

El ciego le contestó:

«Rabbuni, que recobre la vista».

Jesús le dijo:

«Anda, tu fe te ha salvado».

Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.

Palabra del Señor.

Evangelio Domingo de la vigesimonovena semana de Tiempo Ordinario.

Aleluya Mc 10, 45
R. Aleluya, aleluya, aleluya

El Hijo del hombre ha venido a servir
y dar su vida en rescate por muchos. R.

 

EVANGELIO
El Hijo del hombre ha venido para dar su vida en rescate por todos
Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 35-45

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:

«Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir».

Les preguntó:

«¿Qué queréis que haga por vosotros?».

Contestaron:

«Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda».

Jesús replicó:

«No sabéis lo que pedís, ¿podéis beber el cáliz que yo he de beber, o bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?».

Contestaron:

«Podemos».

Jesús les dijo:

«El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y seréis bautizados con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado».

Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.

Jesús, llamándolos, les dijo:

«Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos».

Palabra del Señor.

Evangelio Domingo de la vigesimoctava semana de Tiempo Ordinario.

Aleluya Mt 5, 3
R. Aleluya, aleluya, aleluya

Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos. R.

 

EVANGELIO
Vende lo que tienes y sígueme
Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 17-30

En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó:

«Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?».

Jesús le contestó:

«¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre».

Él replicó:

«Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud».

Jesús se quedó mirándolo, lo amó y le dijo:

«Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven sígueme».

A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste, porque era muy rico.

Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:

«¡Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!»

Los discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras. Peros Jesús añadió:

«Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios».

Ellos se espantaron y comentaban:

«Entonces, ¿quién puede salvarse?».

Jesús se les quedó mirando. y les dijo:

«Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo».

Pedro se puso a decirle:

«Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».

Jesús dijo:

«En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más – casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones – y en la edad futura, vida eterna».

Palabra del Señor.