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Evangelio Domingo de la trigesimosegunda semana de Tiempo Ordinario.

Aleluya Mt 24, 42a. 44
R. Aleluya, aleluya, aleluya.

  1. Estad en vela y preparados,
    porque a la hora que menos penséis
    viene el Hijo del hombre. R

 

EVANGELIO
¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 25, 1-13

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:

«Se parecerá el reino de los cielos a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron a encuentro del esposo.

Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes.

Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.

El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.

A medianoche se oyó una voz:

«¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!»

Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas.

Y las necias dijeron a las prudentes:

«Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas.”

Pero las prudentes contestaron:

«Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis».

Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.

Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo:

«Señor, señor, ábrenos.»

Pero él respondió:

«En verdad os digo que no os conozco.»

Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».

Palabra del Señor.

Evangelio Domingo de la trigesimoprimera semana de Tiempo Ordinario.

Aleluya Mt 23, 9b. 10b
R. Aleluya, aleluya, aleluya.

  1. Uno solo es vuestro Padre, el del cielo
    y uno solo es vuestro maestro, el Mesías. R

 

EVANGELIO
Ellos dicen, pero no hacen
Lectura del santo evangelio según san Mateo 23, 1-12

En aquel tiempo, habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo:

«En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen.

Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.

Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbi”.

Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbi”, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos.

Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.

No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías.

El primero entre vosotros será vuestro servidor.

El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

Palabra del Señor.

Evangelio Domingo de la trigésima semana de Tiempo Ordinario.

Aleluya Cf. Jn 14, 23
R. Aleluya, aleluya, aleluya.

  1. El que me ama guardará mi palabra – dice el Señor -,
    y mi Padre lo amará, y vendremos a él. R

 

EVANGELIO
Amarás al Señor tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 22, 34-40

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en un lugar y uno de ellos, un doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:

«Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?».

Él le dijo:

«»Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente».

Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él:

«Amarás a tu prójimo como a ti mismo.»

En estos dos mandamientos sostienen toda la Ley y los Profetas».

Palabra del Señor.

Evangelio Domingo de la vigesimonovena semana de Tiempo Ordinario.

Aleluya Flp 2, 15d. 16a
R. Aleluya, aleluya, aleluya.

  1. Brilláis como lumbreras del mundo,
    manteniendo firme la palabra de la vida. R

 

EVANGELIO
Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 22, 15-21

En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron algunos discípulos suyos, con unos herodianos, y le dijeron:

«Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad, sin que te importe nadie, porque no te fijas en apariencias. Dinos, pues, qué opinas: ¿es licito pagar impuesto al César o no?».

Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús:

«Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto».

Le presentaron un denario. Él les preguntó:

«¿De quién son esta imagen y esta inscripción?».

Le respondieron:

«Del César».

Entonces les replicó:

«Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».

Palabra del Señor.