Martes de la vigésima primera semana de Tiempo Ordinario.

23/08/2016

PRIMERA LECTURA

San Pablo a los Tesalonicenses 2, l-3a. 14-17

Os rogamos, hermanos, a propósito de la venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, que no perdáis fácilmente la cabeza ni os alarméis por alguna revelación, rumor o supuesta carta nuestra, como si el día del Señor estuviera encima. Que nadie en modo alguno os engañe.

Dios os llamó por medio de nuestro Evangelio para que lleguéis a adquirir la gloria de nuestro Señor Jesucristo.

Así, pues, hermanos, manteneos firmes y conservad las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de viva voz o por carta.

Que el mismo Señor nuestro, Jesucristo, y Dios, nuestro Padre, que nos ha amado y nos ha regalado un consuelo eterno y una esperanza dichosa, consuele vuestros corazones y os dé fuerzas para toda clase de palabras y obras buenas. 

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL 95, 10. 11-12a. 12b-13 

R. Llega el Señor a regir la tierra.

Decid a los pueblos: «El Señor es rey, 
él afianzó el orbe, y no se moverá; 
él gobierna a los pueblos rectamente». R.

Alégrese el cielo, goce la tierra, 
retumbe el mar y cuanto lo llena; 
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos. R.

Aclamen los árboles del bosque, 
delante del Señor, que ya llega, 
ya llega a regir la tierra: 
regirá el orbe con justicia 
y los pueblos con fidelidad. R.

EVANGELIO
Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 23, 23-26

En aquel tiempo, habló Jesús diciendo:

-«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad!

Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello.

¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello!

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro, y así quedará limpia también por fuera».

 Palabra del Señor.