Viernes de la decimocuarta semana de Tiempo Ordinario.

09/07/2021

PRIMERA LECTURA
Puedo morir, después de haber contemplado tu rostro.
Lectura del libro del Génesis 46, 1-7. 28-30
En aquellos días, Israel se puso en camino con todo lo que tenía, llegó a Berseba y allí ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac.
Dios le dijo a Israel en una visión nocturna:
«Jacob, Jacob».
Respondió:
«Aquí estoy».
Dios le dijo:
«Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas bajar a Egipto, porque allí te convertiré en una gran nación. Yo bajaré contigo a Egipto, y yo mismo te haré subir; y José te cerrará los ojos».
Al salir Jacob de Berseba, los hijos de Israel hicieron montar a su padre con los niños y las mujeres en las carretas que el faraón había enviado para transportarlos.
Tomaron el ganado y las posesiones que habían adquirido en la tierra de Canaán y emigraron a Egipto Jacob con todos sus descendientes, hijos y nietos, hijas y nietas. Llevó consigo a Egipto todos los descendientes.
Jacob envió a Judá por delante, adonde estaba José, para preparar el sitio en Gosén.
Cuando llegaron a Gosén, José hizo enganchar la carroza y se dirigió a Gosén a recibir a su padre.
Al verlo se le echó al cuello y lloró abrazado a él.
Israel dijo a José:
«Ahora puedo morir, después de haber contemplado tu rostro y ver que vives todavía».
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL 36, 3-4. 18-19. 27-28. 39-40
R. El Señor es quien salva a los justos.
Confía en el Señor y haz el bien,
habitarás tu tierra y reposarás en ella en fidelidad;
sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu corazón. R.
El Señor vela por los días de los buenos,
y su herencia durará siempre;
no se agostarán en tiempo de sequía,
en tiempo de hambre se saciarán. R.
Apártate del mal y haz el bien,
y siempre tendrás una casa;
porque el Señor ama la justicia
y no abandona a sus fieles.
Los inicuos son exterminados,
la estirpe de los malvados se extinguirá. R.
El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados y los salva
porque se acogen a él. R.

Aleluya Jn 16, 13a , 14, 26d
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Cuando venga el Espíritu de la verdad,
os guiará la verdad plena,
y os irá recordando todo lo que os he dicho. R.

EVANGELIO
No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 16-23
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«Mirad que yo os envío como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas.
Pero ¡cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles.
Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.
El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán.
Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra.
En verdad os digo que no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre».
Palabra del Señor.

Jueves de la decimocuarta semana de Tiempo Ordinario.

08/07/2021

PRIMERA LECTURA
Para preservar la vida me envió Dios delante de vosotros a Egipto.
Lectura del libro del Génesis 44, 18-21. 23b-29; 45, 1-5
En aquellos días, Judá se acercó a José y le dijo:
«Permite a tu servidor decir una palabra en presencia de su señor; no se enfade mi señor conmigo, pues eres como el faraón. Mi señor interrogó a sus servidores: «¿Tenéis padre o algún hermano?», y respondimos a mi señor: «Tenemos un padre anciano y un hijo pequeño que le ha nacido en la vejez; un hermano suyo murió, y sólo le queda este de aquella mujer; su padre lo adora.» Tú dijiste: a tus servidores «Traédmelo para que lo conozca. Si no baja vuestro hermano menor con vosotros, no volveréis a verme.» Cuando subimos a casa de tu servidor, nuestro padre, le contamos todas las palabras de mi señor; y nuestro padre nos dijo: «Volved a comprar algunos alimentos.» Le dijimos: «No podemos bajar si no viene nuestro hermano menor con nosotros». Él replicó: «Sabéis que mi mujer me dio dos hijos: uno se apartó de mi, y pienso que lo ha despedazado una fiera, pues no he vuelto a verlo; si arrancáis también a este de mi lado y le sucede una desgracia, hundiréis de pena mis canas en el abismo»».
José no pudo contenerse en presencia de su corte y gritó:
«Salid todos de mi presencia».
No había nadie cuando José se dio a conocer a sus hermanos. Rompió a llorar fuerte, de modo que los egipcios lo oyeron, y la noticia llegó a casa del faraón. José dijo a sus hermanos:
«Yo soy José; ¿vive todavía mi padre?».
Sus hermanos, perplejos, se quedaron sin respuesta. Dijo, pues, José a sus hermanos:
«Acercaos a mi».
Se acercaron, y les repitió:
«Yo soy José, vuestro hermano, el que vendisteis a los egipcios. Pero ahora no os preocupéis, ni os pese el haberme vendido aquí, pues para preservar la vida me envió Dios delante de vosotros».
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL 104, 16-17. 18-19. 20-21
R. Recordad las maravillas que hizo el Señor.
Llamó al hambre sobre aquella tierra:
cortando el sustento de pan;
por delante había enviado a un hombre,
a José, vendido como esclavo. R.
Le trabaron los pies con grillos,
le metieron el cuello en la argolla,
hasta que se cumplió su predicción,
y la palabra del Señor lo acreditó. R.
El rey lo mandó desatar,
el Señor de pueblos le abrió la prisión,
lo nombró administrador de su casa,
señor de todas sus posesiones. R.

Aleluya Mc 1, 15
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Está cerca el reino de Dios;
convertíos y creed en el Evangelio. R.

EVANGELIO
Gratis habéis recibido, dad gratis.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 7-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«ld y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios.
Gratis habéis recibido, dad gratis.
No os procuréis en la faja oro, plata ni cobre; ni tampoco alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en una ciudad o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa, saludadla con la paz; si la casa se lo merece, vuestra paz vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros.
Si alguno no os recibe o no escucha vuestras palabras, al salir de su casa o de la ciudad, sacudid el polvo de los pies.
En verdad os digo que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquella ciudad».
Palabra del Señor.

Miércoles de la decimocuarta semana de Tiempo Ordinario.

07/07/2021

PRIMERA LECTURA
Estamos pagando el delito contra nuestro hermano.
Lectura del libro del Génesis 41, 55-57; 42, 5-7. 17-24a
En aquellos días, llegó el hambre a todo Egipto y el pueblo reclamaba pan al Faraón, y este decía a los egipcios:
«Id a José y haced lo que él os diga».
El hambre se extendió a toda la tierra, y José abrió los graneros y repartió raciones a los egipcios, mientras arreciaba el hambre en Egipto.
De todos los países venían a Egipto a comprarle a José, porque el hambre arreciaba en toda la tierra.
Los hijos de Jacob fueron a Egipto a comprar grano junto con otros grupos, pues había hambre en la tierra de Canaán.
José mandaba en el país y distribuía las raciones a todo el mundo.
Vinieron, pues, los hermanos de José y se postraron ante él, rostro en tierra. Al ver a sus hermanos José los reconoció, pero él no se dio a conocer, sino que les habló duramente:
Y los hizo detener durante tres días.
Al tercer día, José les dijo:
«Yo temo a Dios, por eso haréis lo siguiente, y salvaréis la vida: si sois honrados, uno de vosotros quedará bajo custodia en la casa donde estáis detenidos y los demás irán a llevar el grano a sus familias hambrientas. Después me traeréis a vuestro hermano menor; así probaréis que habéis dicho la verdad y no moriréis».
Ellos aceptaron, y se decían:
«Estamos pagando el delito contra nuestro hermano, cuando le veíamos suplicarnos angustiado y no le hicimos caso; por eso nos sucede esta desgracia».
Intervino Rubén:
«¿No os lo decía yo: «No pequéis contra el muchacho», y vosotros no me hicisteis caso? Ahora nos piden cuentas de su sangre».
Ellos no sabían que José les entendía, pues había usado intérprete. Él se retiró y lloró.
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL 32, 2-3. 10-11. 18-19
R. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones, R.
El Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los proyectos de los pueblos;
pero el plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad. R.
Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme,
en los que esperan su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R.

Aleluya
R. Aleluya, aleluya, aleluya.

EVANGELIO
Id a las ovejas descarriadas de Israel.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 1-7
En aquel tiempo, Jesús, llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia.
Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, el de Zebedeo, y Juan, su hermano; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo, y Tadeo; Simón el de Caná, y Judas Iscariote, el que lo entregó.
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones:
«No vayáis a tierra de paganos ni entréis en las ciudades de Samaria, sino id a las ovejas descarriadas de Israel.
Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos».
Palabra del Señor

Martes de la decimocuarta semana de Tiempo Ordinario.

06/07/2021

PRIMERA LECTURA
Te llamarás Israel, porque has luchado con Dios y has vencido.
Lectura del libro del Génesis 32, 22-32
En aquellos días, todavía de noche se levantó Jacob, tomó a las dos mujeres, las dos criadas y los once hijos y cruzó el vado de Yaboc. Después de tomarlos y hacerles pasar el torrente, hizo pasar cuanto poseía.
Y Jacob se quedó solo.
Un hombre luchó con él hasta la aurora. Y viendo que no podía a Jacob, le tocó la articulación del muslo y se la dejó tiesa mientras peleaba con él.
El hombre le dijo:
«Suéltame, que llega la aurora».
Jacob respondió:
«No te soltaré hasta que me bendigas».
Él le preguntó:
«¿Cómo te llamas?».
Contestó:
«Jacob».
Le replicó:
«Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con hombres, y has vencido»
Jacob, a su vez, preguntó:
«Dime tu nombre».
Respondió:
«¿Por qué me preguntas mi nombre?».
Y le bendijo.
Jacob llamó aquel lugar Penuel, pues se dijo:
«He visto a Dios cara a cara y he quedado vivo».
Cuando atravesaba Penuel, salía el sol, y él iba cojeando. Por eso los israelitas, hasta hoy, no comen el tendón de la articulación del muslo, porque Jacob fue herido en dicho tendón del muslo.
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL 16, 1. 2-3. 6-7. 8 y 15
R. Yo con mi apelación vengo a tu presencia, Señor.
Señor, escucha mi apelación,
atiende a mis clamores,
presta oído a mi súplica,
que en mis labios no hay engaño. R.
Emane de ti la sentencia,
miren tus ojos la rectitud.
Aunque sondees mi corazón,
visitándolo de noche,
aunque me pruebes al fuego,
no encontrarás malicia en mí. R.
Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío;
inclina el oído y escucha mis palabras.
Muestra las maravillas de tu misericordia,
tú que salvas de los adversarios
a quien se refugia a tu derecha. R.
Guárdame como a las niñas de tus ojos,
a la sombra de tus alas escóndeme.
Pero yo con mi apelación vengo a tu presencia,
y al despertar me saciaré de tu semblante. R.

Aleluya Jn 10, 14
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Yo soy el Buen Pastor – dice el Señor -,
que conozco a mis ovejas, y las mías me conocen. R.

EVANGELIO
La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 32-38
En aquel tiempo, le llevaron a Jesús un endemoniado mudo. Y después de echar al demonio, el mudo habló.
La gente decía admirada:
«Nunca se ha visto en Israel cosa igual».
En cambio, los fariseos decían:
«Este echa los demonios con el poder del jefe de los demonios».
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.
Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor».
Entonces dice a sus discípulos:
«Las mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».
Palabra del Señor.