Miércoles de la primera semana de Tiempo Ordinario.

12/01/2022

PRIMERA LECTURA
Habla, Señor, que tu siervo escucha.
Lectura del primer libro de Samuel 3, 1-10. 19-20
En aquel tiempo, el joven Samuel servía al Señor al lado de Elí.
La palabra del Señor era rara en aquellos días y no eran frecuentes las visiones.
Un día Elí estaba acostado en su habitación. Sus ojos habían comenzado a debilitarse y no podía ver.
La lámpara de Dios, aún no se había apagado y Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde se encontraba el Arca de Dios.
Entonces el Señor llamó a Samuel. Este respondió:
– «Aquí estoy.»
Corrió donde estaba Elí y dijo:
– «Aquí estoy, porque me has llamado».
Respondió:
– «No te he llamado; vuelve a acostarte».
Fue y se acostó.
El Señor volvió a llamar a Samuel.
Se levantó Samuel, fue adonde estaba Elí y le dijo:
-«Aquí estoy; porque me has llamado».
Respondió:
– «No te he llamado, hijo mío. Vuelve a acostarte».
Samuel no conocía aún al Señor, ni se le había sido manifestado todavía la palabra del Señor.
El Señor llamó a Samuel, por tercera vez. Se levantó, fue a donde estaba Elí y dijo:
– «Aquí estoy; porque me has llamado».
Comprendió entonces Elí que era el Señor el que llamaba al joven. Y dijo a Samuel:
-«Ve a acostarte. Y si te llama de nuevo, di: “Habla, Señor, que tu siervo te escucha»”.
Samuel fue a acostarse en su sitio.
El Señor se presentó y llamó como las veces anteriores:
– «¡Samuel, Samuel!»
Respondió Samuel:
– «Habla, que tu siervo escucha».
Samuel creció. El Señor estaba con él, y no dejó que se frustrara ninguna de sus palabras. Todo Israel, desde Dan hasta Berseba, supo que Samuel era un auténtico profeta del Señor.
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL 39, 2 y 5. 7-8a. 8b-9. 10
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito.
Dichoso el hombre que ha puesto
su confianza en el Señor,
y no acude a los idólatras,
que se extravían con engaños. R.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios;
entonces yo digo: «Aquí estoy». R.
« – Como está escrito en mi libro
para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas». R.
He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios: Señor, tú lo sabes. R.

Aleluya Jn 10, 27
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor,
y yo las conozco, y ellas me siguen. R.

EVANGELIO
Curó a muchos enfermos de diversos males.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 1, 29-39
En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.
La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.
Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron:
– «Todo el mundo te busca».
Él les respondió:
– «Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido».
Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.
Palabra del Señor.

Martes de la primera semana de Tiempo Ordinario.

11/01/2022

PRIMERA LECTURA
El Señor se acordó de Ana, y dio a luz a Samuel.
Lectura del primer libro de Samuel 1, 9-20
En aquellos días, se levantó Ana, después de comer y beber en Siló. El sacerdote Elí estaba sentado en el sitial junto a una de las jambas del templo del Señor. Ella se puso a implorar al Señor con el ánimo amargado, y lloró copiosamente. E hizo este voto:
«Señor del universo, si miras la aflicción de tu sierva y te acuerdas de mí y no olvidas a tu sierva, y concedes a tu sierva un retoño varón, lo ofreceré al Señor por todos los días de su vida, y la navaja no pasará por su cabeza».
Mientras insistía implorando ante el Señor, Elí observaba su boca. Ana hablaba para sí en su corazón; solo sus labios se movían, más su voz no se oía. Elí la creyó borracha.
Entonces le dijo:
«¿Hasta cuándo vas a seguir borracha? Echa el vino. que llevas dentro».
Pero Ana tomó la palabra y respondió:
«No, mi Señor, yo soy una mujer de espíritu tenaz. No he bebido vino ni licor, solo desahogaba mi alma ante el Señor. No trates a tu sierva como a una perdida, pues he hablado así por mi gran congoja y aflicción».
Elí le dijo:
«Vete en paz y que el Dios de Israel te conceda el favor que le has pedido».
Ella respondió:
«Que tu sierva encuentre gracia a tus ojos».
Luego, la mujer emprendió su camino, comió y su semblante no fue ya el mismo.
Se levantaron de madrugada y se postraron ante el Señor. Después se volvieron y llegaron a su casa de Ramá.
Elcaná se unió a Ana, su mujer, y el Señor se acordó de ella.
Al cabo de los días Ana concibió y dio a luz un hijo al que puso por nombre Samuel, diciendo:
«Se lo pedí a Señor».
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL 1 S 2, 1. 4-5. 6-7. 8abcd
R. Mi corazón se regocija en el Señor, mi salvador.
Mi corazón se regocija por el Señor,
mi poder se exalta por Dios;
mi boca se ríe de mis enemigos,
porque gozo con tu salvación. R.
Se rompen los arcos de los valientes,
mientras los cobardes se ciñen de valor.
Los hartos se contratan por el pan,
mientras los hambrientos engordan;
la mujer estéril da a luz siete hijos,
mientras la madre de muchos queda baldía. R.
El Señor da la muerte y la vida,
hunde en el abismo y levanta;
da la pobreza y la riqueza,
humilla y enaltece. R.
El levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para hacer que se siente entre príncipes
y que herede un trono de gloria. R.

Aleluya Cf. 1 Tes 2, 13
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Acoged la palabra de Dios, no como palabra humana,
sino, cual es en verdad, como palabra de Dios. R.

EVANGELIO
Les enseñaba con autoridad.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 1, 21-28
En la ciudad de Cafarnaún, el sábado entra Jesús en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas. Había precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar:
«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Jesús lo increpó:
«Cállate y sal de él».
El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos:
«¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen».
Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.
Palabra del Señor.

Lunes de la primera semana de Tiempo Ordinario.

10/01/2022

PRIMERA LECTURA
Su rival importunaba a Ana, pues el Señor la había hecho estéril.
Comienzo del primer libro de Samuel 1, 1-8
Había un hombre de Ha Ramatáin Sufín, en la montaña de Efraín, llamado Elcaná, hijo de Yeroján, hijo de Elihú, hijo de Toju, hijo de Suf, efrateo. Tenía dos mujeres: la primera se llamaba Ana y la otra Fenina; Fenina tenía hijos, y Ana no los tenía.
Ese hombre subía desde su ciudad de año en año a adorar y ofrecer sacrificios al Señor del universo en Siló, donde estaban de sacerdotes del Señor los dos hijos de Elí: Jofní y Pinjás.
Llegado el día, Elcaná ofrecía sacrificios y entregaba porciones de la víctima a su esposa Fenina y a todos sus hijos e hijas, mientras que a Ana le entregaba una porción doble, porque la amaba, aunque el Señor la había hecho estéril. Su rival la importunaba con insolencia hasta humillarla pues el Señor la había hecho estéril.
Así hacia Elcaña año tras año, cada vez que subía a la casa del Señor; y así Feniná la molestaba del mismo modo. Por tal motivo, ella lloraba y no quería comer.
Su marido Elcaná le preguntaba:
«¿Ana, por qué lloras y por qué no comes? ¿Por qué está apenado tu corazón? ¿Acaso no soy para ti mejor que diez hijos?».
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL 115, 12-13. 14 y 17. 18-19
R. Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.
¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando el nombre del Señor. R.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando el nombre del Señor. R.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén. R.

Aleluya Mc 1,15
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Está cerca el reino de Dios – dice el Señor -;
convertíos y creed en el Evangelio. R.

EVANGELIO
Convertíos y creed en el Evangelio.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 1, 14-20
Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:
«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».
Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores.
Jesús les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación, los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.
Palabra del Señor.