Jueves de la vigesimoséptima semana de Tiempo Ordinario.

10/10/2019

PRIMERA LECTURA
He aquí que llega el día, ardiente como un horno.
Lectura de la profecía de Malaquías 3, 13-20a
Levantáis la voz contra mí, dice el Señor.
Decís: «En qué levantamos la voz contra ti?».
En que decís:
«Pura nada, el temor debido al Señor. ¿Qué sacamos con guardar sus mandatos, haciendo duelo ante el Señor del universo?; Al contrario, los orgullosos son los afortunados; prosperan los malhechores, tientan a Dios, y salen airosos».
Los hombres que temen al Señor se pusieron a comentar esto entre sí. El Señor atendió y escuchó, y se escribió un libro memorial, en su presencia, en favor de los hombres que temen al Señor.
Ese día que estoy preparando, dice el señor del universo, volverán a ser propiedad mía; me compadeceré de ellos como se compadece el hombre de su hijo que lo honra. Volveréis a ver la diferencia entre el justo y el malhechor, entre el que sirve a Dios y el que no lo sirve.
He aquí que llega el día, ardiente como un horno: en el que todos los orgullosos y malhechores serán como paja; los consumirá el día que está llegando, dice el Señor del universo, y no les dejará ni copa ni raíz.
Pero a vosotros, los que teméis mi nombre, os iluminará un sol de justicia y hallaréis salud a su sombra; saldréis y brincaréis como terneros que salen del establo.
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL 1, 1-2. 3. 4 y 6
R. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.

Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R.
Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R.
No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R.

Aleluya Cf. Hch 16, 14b
R. Aleluya, aleluya, aleluya

Abre, Señor, nuestro corazón,
para que aceptemos las palabras de tu Hijo. R.

EVANGELIO
Pedid y se os dará.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 5-13
En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos:
«Suponed que alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche y le dice:
“Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle”; y, desde dentro, aquel le responde:
“No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos”; os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por su importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.
Pues yo os digo a vosotros: pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, y el que busca halla, y al que llama se le abre.
¿Qué padre entre vosotros, si su hijo le pide un pez, le dará una serpiente en lugar del pez? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se le piden?».
Palabra del Señor.

Miércoles de la vigesimoséptima semana de Tiempo Ordinario.

09/10/2019

PRIMERA LECTURA
Tú te compadeces del ricino, ¿y no me he de compadecer yo de Nínive, la gran ciudad?
Lectura de la profecía de Jonás 4, 1-11
Jonás se disgustó y se indigno profundamente. Y rezó al Señor en estos términos:
« No lo decía yo, Señor, cuando estaba en mi tierra? Por eso intenté escapar a Tarsis, pues bien sé que eres un Dios bondadoso, compasivo, paciente y misericordioso, que te arrepientes del mal. Así que, Señor, toma mi vida, pues vale más morir que vivir».
Dios le contesto:
«¿Por qué tienes ese disgusto tan grande?».
Salió Jonás de la ciudad, y se instaló al oriente. Armó una choza y se quedó allí, a la sombra, hasta ver qué pasaba con la ciudad.
Dios hizo que una planta de ricino surgiera por encima de Jonás, para darle sombra a su cabeza y librarlo de su disgusto. Jonás se alegró y se animó mucho con el ricino.
Pero Dios hizo que, al día siguiente, al rayar el alba, un gusano, atacase al ricino, que se secó.
Cuando salió el sol, hizo Dios que soplase un recio viento solano; el sol pegaba en la cabeza de Jonás, que desfallecía y se deseaba la muerte:
«Más vale morir que vivir», decía.
Dios dijo entonces a Jonás:
«¿Por qué tienes ese disgusto tan grande por lo del ricino?».
Él contestó:
«Lo tengo con toda razón. Y es un disgusto de muerte».
Dios repuso:
«Tú te compadeces del ricino, que ni cuidaste ni ayudaste a crecer, que una noche surgió y en otra desapareció, ¿y no me he de compadecer yo de Nínive, la gran ciudad, donde hay más de ciento veinte mil personas, que no distinguen la derecha de la izquierda, y muchísimos animales?».
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL 85, 3-4. 5-6. 9-10
R. Tú, Señor, eres lento a la cólera y rico en piedad.

Piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti, Señor. R.
Porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica. R.
Todos los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios». R.

Aleluya Rom 8, 15bc
R. Aleluya, aleluya, aleluya

Habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción,
en el que clamamos: «¡Abba, Padre!». R.

EVANGELIO
Señor, enséñanos a orar.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 1-4
Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
«Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos».
Él les dijo:
«Cuando oréis decid: «Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en la tentación» ».
Palabra del Señor.

Martes de la vigesimoséptima semana de Tiempo Ordinario.

08/10/2019

PRIMERA LECTURA
Los ninivitas habían abandonado el mal camino y se arrepintió Dios.
Lectura de la profecía de Jonás 3, 1-10
El Señor dirigió la palabra por segunda vez a Jonás. Le dijo así:
«Ponte en marcha y ve a la gran ciudad de Nínive, allí les anunciarás el mensaje que yo te comunicaré».
Jonás se puso en marcha hacia Nínive, siguiendo la orden del Señor. Nínive era una ciudad inmensa; hacían falta tres días para recorrerla.
Jonás empezó a recorrer la ciudad el primer día, proclamando:
«Dentro de cuarenta días Nínive será arrasada»
Los ninivitas creyeron en Dios; proclamaron un ayuno y se vistieron con rudo sayal, desde el más importante al menor.
La noticia llegó a oídos del rey de Nínive, que se levantó del trono, se despojó del manto real, se cubrió con rudo sayal y se sentó sobre el polvo. Después ordenó proclamar en Nínive este anuncio de parte del rey y de sus ministros:
«Que hombres y animales, ganado mayor y menor no coman nada; que no pasten ni beban agua. Que hombres y animales se cubran con rudo sayal e invoquen a Dios con ardor. Que cada cual se convierta de su mal camino y abandone la violencia. ¡Quién sabe si Dios cambiará y se compadecerá, se arrepentirá de su violenta ira y no nos destruirá.!».
Vio Dios su comportamiento, cómo habían abandonado el mal camino, y se arrepintió de la desgracia que había determinado enviarles. Así que no la ejecutó.
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL 129, 1-2. 3-4
R. Si llevas cuentas de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica. R.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto. R.
Porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos. R.

Aleluya Lc 11, 28
R. Aleluya, aleluya, aleluya

Bienaventurados los que escuchan la Palabra de Dios.
y la cumplen. R.

EVANGELIO
Marta lo recibió en su casa. María ha escogido la parte mejor.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 38-42
En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Marta, en cambio, andaba muy afanada con los muchos servicios; hasta que, acercándose, dijo:
«Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano».
Respondiendo, le dijo el Señor:
«Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; sólo una es necesaria. María, pues ha escogido la parte mejor, y no le será quitada».
Palabra del Señor.

Lunes de la vigesimoséptima semana de Tiempo Ordinario. Bienaventurada Virgen María del Rosario.

07/10/2019

PRIMERA LECTURA
Jonás se puso en marcha para huir lejos del Señor.
Comienzo de la profecía de Jonás 1, 1-2, 1. 11
El Señor dirigió su palabra a Jonás, hijo de Amitai, en estos términos:
«Ponte en marcha, ve a Nínive, la gran ciudad, y llévale este mensaje contra ella, pues me he enterado de sus crímenes».
Jonás se puso en marcha para huir a Tarsis, lejos del Señor. Bajó a Jafa y encontró un barco que iba a Tarsis; pagó el pasaje y embarcó para ir con ellos a Tarsis, lejos del Señor.
Pero el Señor envió un viento recio y una fuerte tormenta en el mar, y el barco amenazaba con romperse.
Los marineros se atemorizaron y se pusieron a rezar, cada uno a su dios. Después echaron al mar los objetos que había en el barco, para aliviar la carga. Jonás bajó al fondo de la nave y se quedo allí dormido.
El capitán se le acercó y le dijo:
«¿Qué haces durmiendo? Levántate y reza a tu Dios; quizá se ocupe ese Dios de nosotros y no muramos».
Se dijeron unos a otros:
«Echemos suertes para saber quién es el culpable de que nos haya caído esta desgracia».
Echaron suertes y le tocó a Jonás.
Entonces le dijeron:
«Dinos quién tiene la culpa de esta desgracia que nos ha sobrevenido, de qué se trata, de dónde vienes, cuál es tu país y de qué pueblo eres».
Jonás les respondió:
«Soy hebreo; adoro al Señor, Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra firme».
Muchos de aquellos hombres se asustaron y le preguntaron:
«¿Por qué has hecho eso?».
Pues se enteraron por el propio Jonás de que iba huyendo del Señor.
Después le dijeron:
«¿Qué vamos hacer contigo para que se calme el mar?» Pues la tormenta arreciaba por momentos.
Jonás les respondió:
«Agarradme, echadme al mar y se calmará. Bien sé que soy el culpable de que os haya sobrevenido esta tormenta».
Aquellos hombres intentaron remar hasta tierra firme, pero no lo consiguieron, pues la tormenta arreciaba. Entonces rezaron así al Señor:
«¡Señor!, no nos hagas desaparecer por culpa de este hombre; no nos imputes sangre inocente, pues tú, Señor , actúas como te gusta».
Después agarraron a Jonás y lo echaron al mar. Y el mar se calmó.
Tras ver lo ocurrido, aquellos hombres temieron profundamente al Señor, le ofrecieron un sacrificio y le hicieron votos.
El Señor envió un gran pez para que se tragase a Jonás, y allí estuvo Jonás, en el vientre del pez, durante tres días con sus tres noches.
El Señor dio orden al pez, y vomitó a Jonás en tierra firme.
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL Jon 2, 3. 4. 5. 8
R. Tú. Señor, me sacaste vivo de la fosa.

Invoque al Señor en mi desgracia y me escucho;
desde lo hondo del Abismo pedí auxilio,
y escuchaste mi llamada. R.
Me arrojaste a las profundidades en alta mar,
las corrientes me rodeaban,
todas tus olas y oleajes se echaron sobre mí. R.
Me dije: «Expulsado de tu presencia,
¿cuándo volveré a contemplar tu santa morada?». R.
Cuando ya desfallecía mi ánimo,
me acordé del Señor;
y mi oración llegó hasta ti,
hasta tu santo morada. R.

Aleluya Jn 13, 34
R. Aleluya, aleluya, aleluya

Os doy un mandamiento nuevo – dice el Señor -:
que os améis unos a otros, como yo os he amado. R.

EVANGELIO
¿Quién es mi prójimo?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 25-37
En aquel tiempo, se levantó un maestro de la Ley y preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:
«Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?»
Él le dijo:
«¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?».
Él respondió:
«Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza” y con toda tu mente. Y “a tu prójimo como a ti mismo».
Él le dijo:
«Has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida».
Pero el maestro de la Ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús:
«¿Y quién es mi prójimo?».
Respondió Jesús diciendo:
«Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.
Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, se compadeció, y acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo:
«Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva».
¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos?».
Él contestó:
«El que practicó la misericordia con él».
Jesús le dijo:
«Anda, haz tú lo mismo».
Palabra del Señor.