Jueves de la quinta semana de Tiempo Ordinario. Santos Cirilo, monje y Metodio, obispo, patronos de Europa, fiesta.

14/02/2019 

PRIMERA LECTURA
Sabed que nos dedicamos a los gentiles
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 13, 46-49

En aquellos días, Pablo y Bernabé dijeron a los judíos:

«Teníamos que anunciaros primero a vosotros la Palabra de Dios.; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: «Yo te he puesto como luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el confín de la tierra»».

Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la Palabra del Señor.; y creyeron los que estaban destinados a la vida eterna.

La Palabra del Señor. se iba difundiendo por toda la región.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL 116, 1. 2
R. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.

Alabad al Señor, todas las naciones, 
aclamadlo, todos los pueblos. R.

Firme es su misericordia con nosotros, 
su fidelidad dura por siempre. R.

Aleluya Lc 4, 18
R. Aleluya, aleluya, aleluya

El Señor me ha enviado a evangelizar a los pobres, 
a proclamar a los cautivos la libertad. R.

EVANGELIO
La mies es abundante y los obreros pocos
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 1-9

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:

«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.

¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.

Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa.» Y, si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.

Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa.

Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, en ella y decidles: «El reino de Dios ha llegado a vosotros»».

Palabra del Señor.

Miércoles de la quinta semana de Tiempo Ordinario.

13/02/2019 

PRIMERA LECTURA
El Señor Dios tomó al hombre y lo colocó en el jardín de Edén
Lectura del libro del Génesis 2, 4b-9. 15-17

El día en que el Señor Dios hizo tierra y cielo, no había aún matorrales en la tierra, ni brotaba hierba en el campo, porque el Señor Dios no había enviado lluvia sobre la tierra, ni había hombre que cultivase el suelo; pero un manantial salía de la tierra y regaba toda la superficie del suelo.

Entonces el Señor Dios modeló al hombre del polvo del suelo e insufló en su nariz aliento de vida; y el hombre se convirtió en ser vivo.

Luego el Señor Dios plantó un jardín en Edén, hacia Oriente, y colocó en él al hombre que había modelado.

El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos para la vista y buenos para comer; además, el árbol de la vida en mitad del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y el mal.

El Señor Dios tomó al hombre y lo colocó en el jardín de Edén, para que lo guardara y lo cultivara.

El Señor Dios dio este mandato al hombre:

«Puedes comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol del conocimiento del bien y el mal no comerás, porque el día en que comas de él, tendrás que morir».

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL 103, 1-2a. 27-28. 29be-30
R. ¡Bendice, alma mía, al Señor!

Bendice, alma mía, al Señor: 
¡Dios mío, qué grande eres! 
Te vistes de belleza y majestad, 
la luz te envuelve como un manto. R.

Todos ellos aguardan 
a que les eches comida a su tiempo: 
se la echas, y la atrapan; 
abres tu mano, y se sacian de bienes. R.

Les retiras el aliento, y expiran, 
y vuelven a ser polvo; 
envías tu espíritu, y los creas, 
y repueblas la faz de la tierra. R.

Aleluya Cf. Jn 17, 17b. a
R. Aleluya, aleluya, aleluya

Tu palabra, Señor, es verdad; 
santifícanos en la verdad. R.

EVANGELIO
Lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 7, 14-23

En aquel tiempo, llamó. Jesús de nuevo a la gente y les dijo:

«Escuchad y entended todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre».

Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola.

Él les dijo:

«¿También vosotros seguís sin entender? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón sino en el vientre y se echa en la letrina».

(Con esto declaraba puros todos los alimentos).

Y siguió:

«Lo que sale de dentro, eso sí hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro».

Palabra del Señor.

Martes de la quinta semana de Tiempo Ordinario.

12/02/2019 

PRIMERA LECTURA
Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza
Lectura del libro del Génesis 1, 20-2, 4a

Dijo Dios:

«Bullan las aguas de seres vivientes, y vuelen los pájaros sobre la tierra frente al firmamento del cielo».

Y creó Dios los grandes cetáceos y los seres vivientes que se deslizan y que las aguas fueron produciendo según sus especies, y las aves aladas según sus especies.

Y vio Dios que era bueno.

Luego los bendijo Dios, diciendo:

«Sed fecundos y multiplicaos, llenad las aguas del mar; y que las aves se multipliquen en la tierra».

Pasó una tarde, pasó una mañana: el día quinto.

Dijo Dios:

«Produzca la tierra seres vivientes según sus especies: ganados, reptiles y fieras según sus especies».

Y así fue.

E hizo Dios las fieras según sus especies, los ganados según sus especies y los reptiles según sus especies.

Y vio Dios que era bueno.

Dijo Dios:

«Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los ganados y los reptiles de la tierra».

Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó.

Dios los bendijo; y les dijo Dios:

«Sed fecundos y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven sobre la tierra».

Y dijo Dios:

«Mirad, os entrego todas las hierbas que engendran semilla sobre la superficie de la tierra y todos los árboles frutales que engendran semilla: os servirán de alimento. Y la hierva verde servirá de alimento a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra, a todo ser que respira».

Y así fue.

Vio Dios todo lo que había hecho; y era muy bueno.

Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto.

Así quedaron concluidos el cielo, la tierra y todo el universo.

Y habiendo concluido el día séptimo la obra que había hecho, descansó el día séptimo de toda la obra que había hecho.

Y bendijo Dios el día séptimo y lo consagró, porque en él descansó de toda la obra que Dios había hecho cuando creó.

Esta es la historia del cielo y de la tierra cuando fueron creados.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL 8, 4-5. 6-7. 8-9
R. ¡Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!

Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, 
la luna y las estrellas que has creado. 
¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, 
el ser humano, para mirar por él? R.

Lo hiciste poco inferior a los ángeles, 
lo coronaste de gloria y dignidad; 
le diste el mando sobre las obras de tus manos.
Todo lo sometiste bajo sus pies. R.

Rebaños de ovejas y toros, 
y hasta las bestias del campo, 
las aves del cielo, los peces del mar 
que trazan sendas por el mar. R.

Aleluya Sal 118, 36a. 29b
R. Aleluya, aleluya, aleluya

Inclina mi corazón, oh, Dios, a tus preceptos; 
y dame la gracia de tu ley. R.

EVANGELIO
Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 7, 1-13

En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén; y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas).

Y los fariseos y los escribas le preguntaron:

«¿Por qué no caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores y comen el pan con manos impuras?».

Él les contestó:

«Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito:

«Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos.»

Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres».

Y añadió:

«Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés dijo: «Honra a tu padre y a tu madre» y «el que maldiga a su padre o a su madre es reo de muerte». Pero vosotros decís: “Si uno le dice a su padre o a la madre: los bienes con que podría ayudarte son ‘corbán’, es decir, ofrenda sagrada”, ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre, invalidando la Palabra de Dios. con esa tradición que os trasmitís; y hacéis otras muchas cosas semejantes».

Palabra del Señor.

Lunes de la quinta semana de Tiempo Ordinario.

11/02/2019 

PRIMERA LECTURA
Dijo Dios, y así fue
Comienzo del libro del Génesis 1, 1-19

Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra estaba informe y vacía; la tiniebla cubría la superficie del abismo, mientras el espíritu de Dios se cernía sobre la faz de las aguas.

Dijo Dios:

«Exista la luz».

Y la luz existió.

Vio Dios que la luz era buena. Y separó Dios la luz de la tiniebla. Llamó Dios a la luz «día» y a la tiniebla llamó «noche».

Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero.

Y dijo Dios:

«Exista un firmamento entre las aguas, que separe aguas de aguas».

E hizo Dios el firmamento y separó las aguas de debajo del firmamento de las aguas de encima del firmamento.

Y así fue.

Llamó Dios al firmamento «cielo».

Pasó una tarde, pasó una mañana: el día segundo.

Dijo Dios:

«Júntense las aguas de debajo del cielo en un solo sitio, y que aparezca lo seco».

Y así fue.

Y llamó Dios a lo seco «tierra», y a la masa de las aguas la llamó «mar».

Y vio Dios que era bueno.

Dijo Dios:

«Cúbrase la tierra de verdor, de hierba verde que engendre semilla, y de árboles frutales que den fruto según su especie y que lleven semilla sobre la tierra».

Y así fue.

La tierra brotó hierba verde que engendraba semilla según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su especie.

Y vio Dios que era bueno.

Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero.

Dijo Dios:

«Existan lumbreras en el firmamento del cielo, para separar el día de la noche, para señalar las fiestas, los días y los años; y sirvan de lumbreras en el firmamento del cielo, para iluminar sobre la tierra».

Y así fue.

E hizo Dios dos lumbreras grandes: la lumbrera mayor para regir el día, la lumbrera menor para regir la noche, y las estrellas. Dios las puso en el firmamento del cielo para iluminar la tierra, para regir el día y la noche y para separar la luz de la tiniebla.

Y vio Dios que era bueno.

Pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL 103, 1-2a. 5-6. 10 y 12. 24 y 35c
R. Goce el Señor con sus obras.

Bendice, alma mía, al Señor, 
¡Dios mío, qué grande eres! 
Te vistes de belleza y majestad, 
la luz te envuelve como un manto. R.

Asentaste la tierra sobre sus cimientos, 
y no vacilará jamás; 
la cubriste con el manto del océano, 
y las aguas se posaron sobre las montañas. R.

De los manantiales sacas los ríos, 
para que fluyan entre los montes; 
junto a ellos habitan las aves del cielo, 
y entre las frondas se oye su canto. R.

Cuántas son tus obras, Señor, 
y todas las hiciste con sabiduría; 
la tierra está llena de tus criaturas. 
¡Bendice, alma mía, al Señor! R.

Aleluya Cf. Mt 4, 23
R. Aleluya, aleluya, aleluya

Jesús proclamaba el evangelio del reino, 
y curaba toda dolencia del pueblo. R.

EVANGELIO
Los que lo tocaban se curaban
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 6, 53-56

En aquel tiempo, terminada la travesía, Jesús y sus discípulos llegaron a Genesaret y atracaron.

Apenas desembarcados, lo reconocieron y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos en camillas.

En los pueblos, ciudades o aldeas donde llegaba colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos la orla de su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos.

Palabra del