Archivo de la categoría: Hoy

Lectura del día – Evangelio – Santo del día

Lecturas del Jueves de la XXVIII Semana del Tiempo Ordinario

16 Oct 2025

Primera Lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (3,21-30a):

Ahora, la justicia de Dios, atestiguada por la Ley y los profetas, se ha manifestado independientemente de la Ley. Por la fe en Jesucristo viene la justicia de Dios a todos los que creen, sin distinción alguna. Pues todos pecaron y todos están privados de la gloria de Dios, y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención de Cristo Jesús, a quien Dios constituyó sacrificio de propiciación mediante la fe en su sangre. Así quería Dios demostrar que no fue injusto dejando impunes con su tolerancia los pecados del pasado; se proponía mostrar en nuestros días su justicia salvadora, demostrándose a sí mismo justo y justificando al que apela a la fe en Jesús. Y ahora, ¿dónde queda el orgullo? Queda eliminado. ¿En nombre de qué? ¿De las obras? No, en nombre de la fe. Sostenemos, pues, que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la Ley. ¿Acaso es Dios sólo de los judíos? ¿No lo es también de los gentiles? Evidente que también de los gentiles, si es verdad que no hay más que un Dios.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 129,1-2.3-4.5

R/. Del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica. R/.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto. R/.

Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,47-54):

En aquel tiempo, dijo el Señor: «¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas, después que vuestros padres los mataron! Así sois testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los mataron, y vosotros les edificáis sepulcros. Por algo dijo la sabiduría de Dios: «Les enviaré profetas y apóstoles; a algunos los perseguirán y matarán»; y así, a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario. Sí, os lo repito: se le pedirá cuenta a esta generación. ¡Ay de vosotros, maestros de la Ley, que os habéis quedado con la llave del saber; vosotros, que no habéis entrado y habéis cerrado el paso a los que intentaban entrar!»
Al salir de allí, los escribas y fariseos empezaron a acosarlo y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, para cogerlo con sus propias palabras.

Palabra de Señor

Lecturas del Miércoles de la XXVIII Semana del Tiempo Ordinario. Santa Teresa de Jesús

Primera lectura

Lectura del libro del Eclesiástico 15, 1-6

Así obra el que teme al Señor, el que observa la ley alcanza la sabiduría.

Ella le sale al encuentro como una madre y lo acoge como una joven esposa. Lo alimenta con pan de inteligencia y le da a beber agua de sabiduría.

Si se apoya en ella, no vacilará, si se aferra a ella, no quedará defraudado.

Ella lo ensalzará sobre sus compañeros y en medio de la asamblea le abrirá la boca.

Lo llenará del espíritu de sabiduría y de inteligencia y lo revestirá con un vestido de gloria. Encontrará gozo y corona de júbilo, y un hombre eterno recibirá en herencia.

Palabra de Dios

Salmo de hoy. Salmo 88, 2-3. 6-7. 8-9. 16-17. 18-19 

R/Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dijiste: «La misericordia es un edificio eterno»,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad. R/.

El cielo proclama tus maravillas, Señor,
y tu fidelidad, en la asamblea de los ángeles.
¿Quién sobre las nubes se compara a Dios?
¿Quién como el Señor entre los seres divinos? R/.

Dios es temible en el consejo de los ángeles,
es grande y terrible para toda su corte.
Señor de los ejércitos, ¿quién como tú?
El poder y la fidelidad te rodean. R/.

Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo. R/.

Porque tú eres su honor y su fuerza,
y con tu favor realzas nuestro poder.
Porque el Señor es nuestro escudo,
y el Santo de Israel nuestro rey. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 25-30

En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.

Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Palabra del Señor

Hoy se celebra a Santa Teresa de Jesús, primera Doctora de la Iglesia

Santa Teresa de Jesús

Esta valiente mujer impulsó una de las reformas más impresionantes de la historia de las órdenes religiosas: la reforma del Carmelo. Mística y escritora de ascendencia judía es reconocida tanto por su contribución a la espiritualidad católica como a las letras españolas.

Solo Dios basta

“Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda,
la paciencia todo lo alcanza;
quien a Dios tiene nada le falta:
solo Dios basta”.

Estas líneas pertenecen a uno de los poemas de Teresa: de alguna manera, son una acabada síntesis de la densidad de su obra -un auténtico itinerario espiritual-, fruto de su profundo amor por el Señor Jesús. “Nada te turbe” puede contarse entre las más hermosas plegarias que existen, ha sido traducida a numerosas lenguas y es oración de uso común para muchísimos católicos alrededor del mundo.

Dada su santidad y sus dotes teológicos, Teresa ostenta el título de ‘Doctora de la Iglesia’. De hecho, fue la primera mujer en recibir tal distinción en la historia de la Iglesia. Y puede decirse, sin caer en ningún exceso, que fue la gran reformadora del siglo XVI, siglo que empezó con la revuelta protestante.

Santa Teresa nació en Ávila (España) el 28 de marzo de 1515. Su nombre completo fue Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada, aunque se hizo llamar generalmente ‘Teresa de Ahumada’.

A los 18 años ingresó al Carmelo. Y muchos años después, a los 45, buscando responder a las gracias extraordinarias que recibía del Señor, emprendió la reforma de su propia Orden. Teresa de Jesús, como empezó a hacerse llamar, estaba llena de ansias de una auténtica renovación que recuperara el espíritu original del Carmelo, en buena parte perdido por esos años. Los monasterios carmelitas se hallaban, en su mayoría, contagiados de cierto aburguesamiento, y lejos de estar sometidos al mandato de Cristo, sus puertas y ventanas dejaron pasar vientos mundanos que soplaron por pasadizos y celdas, apoderándose de muchos corazones.

Al Monte Carmelo, a pie descalzo

A pesar de las incomprensiones, el rechazo inmediato de muchos, las habladurías y las falsas acusaciones -algo que llevaría a la santa a comparecer ante la Inquisición-, Teresa no se detuvo en el proyecto que el Señor le había encomendado.

Algún tiempo atrás

Teresa tuvo tanto un corazón apasionado como una inteligencia vivaz. Sin embargo, aun con eso, no se libró de pasar gran parte de su vida religiosa sumida en la mediocridad y el desasosiego, acentuados por enfermedades y dolencias físicas. Y cuando quiso hacer las cosas mejor, tampoco pudo evitar eso que San Juan de la Cruz llamó místicamente “la noche oscura del alma”. Dios permitiría que experimente todo esto en carne propia por largos periodos, aunque no sin sentido.

A la mitad de sus cuarenta, cuando Teresa por fin se dejó conducir de veras por Dios -sea a través de la oración o la lectura espiritual-, su interior empezó a redescubrir el primer amor al Crucificado. Y eso sería solo el primer paso.

En las largas horas de contemplación de cara a su amado Jesús, Teresa empezó a experimentar éxtasis y arrebatos místicos. Y, contra lo que cierto prejuicio podría sugerir, jamás perdió el sentido de lo práctico ni la habilidad para atender situaciones cotidianas. Es cierto que, como la mayoría de mujeres de su tiempo, tuvo escasa educación, pero eso no pareció ser impedimento alguno para mostrar un talento y sabiduría singulares.

Tal era ese “saber” proveniente de Dios que personajes ilustres y poderosos se rendían ante ella y le pedían consejo. Al locutorio acudieron obispos, autoridades y miembros de la nobleza. Muchos de ellos, en gratitud, se hicieron sus cooperadores: cierto caudal de recursos materiales y financiamiento a su “reforma” empezarían a llegar.

Dentro del corazón de Teresa, se iba confirmando eso que ella definió alguna vez como “el llamado dentro del llamado”. La santa carmelita sabía muy bien que toda obra de Dios es una tarea conjunta -Dios y su creatura- y que se requiere de mucha generosidad en todo sentido. Ella misma lo dice sin rodeos:

¡Doctora de la Iglesia!

Los escritos de Santa Teresa de Ávila son guía segura en el camino de la vida espiritual y la virtud cristiana, una invitación a la perfección de la caridad: la santidad. Baste recordar algunos de sus títulos fundamentales: Vida (su autobiografía), FundacionesCamino de perfección, y, Las moradas del castillo interior.

El Papa Benedicto XVI lo recordaba hace ya más de una década: “Santa Teresa de Jesús es verdadera maestra de vida cristiana para los fieles de todos los tiempos. En nuestra sociedad, a menudo carente de valores espirituales, Santa Teresa nos enseña a ser testigos incansables de Dios, de su presencia y de su acción” (Audiencia general, 2 de febrero de 2011).

Teresa de Jesús partió a la Casa del Padre el 15 de octubre de 1582. Fue canonizada en 1622 por el Papa Gregorio XV y declarada Doctora de la Iglesia por San Pablo VI en 1970.

TOMADO DE ACIPRENSA

Lecturas del Martes de la XXVIII Semana del Tiempo Ordinario. San Calixto mártir

14 Oct 2025

Primera Lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (1,16-25):

Yo no me avergüenzo del Evangelio; es fuerza de salvación de Dios para todo el que cree, primero para el judío, pero también para el griego. Porque en él se revela la justicia salvadora de Dios para los que creen, en virtud de su fe, como dice la Escritura: «El justo vivirá por su fe.» Desde el cielo Dios revela su reprobación de toda impiedad e injusticia de los hombres que tienen la verdad prisionera de la injusticia. Porque, lo que puede conocerse de Dios lo tienen a la vista; Dios mismo se lo ha puesto delante. Desde la creación del mundo, sus perfecciones invisibles, su poder eterno y su divinidad, son visibles para la mente que penetra en sus obras. Realmente no tienen disculpa, porque, conociendo a Dios, no le han dado la gloria y las gracias que Dios se merecía, al contrario, su razonar acabó en vaciedades, y su mente insensata se sumergió en tinieblas. Alardeando de sabios, resultaron unos necios que cambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes del hombre mortal, de pájaros, cuadrúpedos y reptiles. Por esa razón, abandonándolos a los deseos de su corazón, los ha entregado Dios a la inmoralidad, con la que degradan ellos mismos sus propios cuerpos; por haber cambiado al Dios verdadero por uno falso, adorando y dando culto a la criatura en vez de al Creador. ¡Bendito él por siempre! Amén.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 18,2-3.4-5

R/. El cielo proclama la gloria de Dios

El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra. R/.

Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,37-41):

En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer a su casa. Él entró y se puso a la mesa.
Como el fariseo se sorprendió al ver que no se lavaba las manos antes de comer, el Señor le dijo: «Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro rebosáis de robos y maldades. ¡Necios! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? Dad limosna de lo de dentro, y lo tendréis limpio todo.»

Palabra del Señor

Hoy celebramos a San Calixto mártir, el esclavo que llegó a ser Pontífice

Papa San Calixto

Liberado de toda esclavitud

Calixto fue el primer Papa “liberto”; es decir, vivió parte de su vida bajo la condición de esclavo -estuvo sometido al duro trabajo en las minas-. No obstante llegó a obtener su libertad -probablemente pagó por ella a la usanza del momento-. Una vez libre, se dedicó a tiempo completo al servicio de la comunidad cristiana.

San Ceferino, su predecesor en la Sede de Pedro, lo convirtió en su hombre de confianza, encargándole el cuidado y administración de las catacumbas. Estas eran los cementerios subterráneos de los cristianos; pero, como se sabe, servían también de refugio en tiempos de persecución.

Bajo la administración de Calixto, las catacumbas fueron ampliadas y llegaron a tener hasta cuatro niveles de profundidad y más de 20 kilómetros de corredores -toda una proeza hecha con mínimos recursos-. En la actualidad, las llamadas “Catacumbas de San Calixto” son uno de los lugares históricos más importantes de la ciudad de Roma. En su interior reposan los restos de Papas, mártires y santos.

Amigo de la caridad y de la verdad

Similares restricciones y rechazos pretendía Hipólito para otros cristianos conversos, o para aquellos que habían cometido apostasía y querían regresar al seno de la Iglesia. Providencialmente el espíritu pastoral de Calixto rechazó todas estas formas de rigorismo al considerarlas contrarias al mandato de la caridad dado por el Señor.

Lejos de cambiar de actitud, Hipólito acusó a Calixto de ser un propagador de herejías sobre la Trinidad, como último intento. Poco importó, y no tuvo éxito.

Víctima de la persecución contra los cristianos, San Calixto fue apresado y encerrado en una mazmorra, sin comida y sin luz, a la espera de que le llegara la muerte. Semanas después, cuando se abrió su celda, lo encontraron tranquilo y saludable. Hoy, la tradición conserva el testimonio de las palabras que pronunció ante quienes quisieron recoger su cadáver:

«Acostumbré a mi cuerpo a pasar días y semanas sin comer ni beber, y esto por amor a mi amigo Jesucristo, así que ya soy capaz de resistir sin desesperarme».

Las Actas de los mártires dan cuenta de un dato adicional: San Calixto fue el segundo Papa que padeció el martirio, después del Apóstol San Pedro.

TOMADO DE ACIPRENSA

Lecturas del Lunes de la XXVIII Semana del Tiempo Ordinario. San Eduardo el Confesor

13 Oct 2025

Primera Lectura

Comienzo de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (1,1-7):

Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para anunciar el Evangelio de Dios. Este Evangelio, prometido ya por sus profetas en las Escrituras santas, se refiere a su Hijo, nacido, según la carne, de la estirpe de David; constituido, según el Espíritu Santo, Hijo de Dios, con pleno poder por su resurrección de la muerte: Jesucristo, nuestro Señor. Por él hemos recibido este don y esta misión: hacer que todos los gentiles respondan a la fe, para gloria de su nombre. Entre ellos estáis también vosotros, llamados por Cristo Jesús. A todos los de Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de los santos, os deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 97

R/. El Señor da a conocer su victoria

Cantad al Señor un cantico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclamad al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,29-32):

En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: «Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Cuando sea juzgada esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.»

Palabra del Señor

SAN EDUARDO Día festivo: 13 octubre

Después del abandono, las luchas y la opresión durante el reinado de los dos soberanos daneses, Harold Harefoot y Artacanuto, el pueblo inglés acogió con júbilo al representante de la antigua dinastía inglesa, San Eduardo el Confesor. Las cualidades que merecieron a Eduardo ser venerado como santo, se referían más bien a su persona que a su administración como soberano pues era un hombre piadoso, amable y amante de la paz.

Eduardo era hijo de Eteredo y de la normanda Ema. Durante la época de la supremacía danesa, fue enviado a Normandía cuando tenía 10 años y regresó a su patria en 1042 cuando fue elegido rey. A la edad de 42 años contrajo matrimonio con Edith, la hija del Conde Godwino, la mayor amenaza para su reino. La tradición sostiene que San Eduardo y su esposa guardaron perpetua continencia por amor a Dios y como un medio pra alcanzar la perfección.

La administración justa y equitativa de San Eduardo le hizo muy popular entre sus súbitos. La perfecta armonía que reinaba entre él y sus consejeros se convitió más tarde en el sueño dorado ya que durante el reinado de Eudardo, los barones normandos y los representantes del pueblo inglés ejercieron una profunda influencia en la legislación y el gobierno. Uno de los actos más populares del reinado de San Eduardo fue la supresión del impuesto para el ejército; los impuestos recaudados de casa en casa en la época del santo fueron repartidos entre los pobres.

Durante el destierro en Normandía, San Eduardo había prometido ir en peregrinación al sepulcro de San Pedro en Roma, si Dios se dignaba poner término a las desventuras de su familia. Después de su ascenso al trono, convocó un concilio y manifestó públicamente la promesa con que se había ligado. Sin embargo, la Asamblea le manifestó que con su partida se abriría el camino a las disensiones en el interior del país y los ataques de las potencias extranjeras. El rey decidió someter el asunto a juicio del Papa San León IX, quien le sugirió repartir el dinero que habría gastado en el viaje entre los pobres, y construir un monasterio en honor a San Pedro.

El último año de vida del santo se vio turbado por la tensión entre el Conde Tostig Godwinsson de Nortumbría y sus súbitos; finalmente el monarca tuvo que desterrar al conde. Falleció en 1065. La canonización de San Eduardo tuvo lugar en 1161, y dos años después de que su cuerpo se mantenía incorrupto, fue trasladado por Santo Tomás Becket a una capilla del coro de la abadía de Westminster, de la cual San Eduardo fue su promotor, el 13 de octubre, fecha en que se celebra actualmente su fiesta.

ORACION A SAN EDUARDO

Glorioso San Eduardo, tú que nos mostraste tu devoción a Dios con paciencia, gentileza y generosidad. Pide a Dios la Gracia para que podamos servirlo fortaleciendo el Reino de Dios a través de la oración paciente y ayuda a nuestros hermanos necesitados.

Enséñanos a ver en el mundo presente la preparación del otro que no tendrá fin, a juzgar los acontecimientos humanos con vistas a sus resultados eternos.

¡Ayúdanos Oh Señor Jesús! Somos tus discípulos. Ayúdanos a ser usados por ti para edificar a tu pueblo santo, ¡la Iglesia!  Ayúdanos a vivir con una fe fuerte en ti, para vivir así un testimonio de obras espirituales y caridad en tu nombre.

“Al único Dios que es nuestro Salvador, la Gloria, la majestad, la soberanía y el poder por medio de nuestro Señor Jesucristo, desde antes de todos los tiempos, ahora y por todos los siglos.

Amén

TOMADO DE ACIPRENSA