Carta de El Siervo de Dios Andrés Molina a su madre.

El Siervo de Dios Andrés Molina escribe a su madre esta carta tres días antes de ser asesinado… sacrificado….entregado a Dios

Instinción 16 de septiembre de 1936

¡Viva el Sagrado Corazón de Jesús!

Mi queridísima madre y hermanos: estas letras quiero que sean de despedida, que espero les entregará mi muy estimado amigo don Luis, para que se consuelen lo mismo usted que mis hermanos y toda la familia.

Acaba de decirme esta pobre gente a la que compadezco y perdono de todo corazón, que si quiero librar mi vida tengo que casarme y si no lo hago que me matarán; y yo, pensando no en esta vida sino en la otra que es la verdadera vida, les he contestado que prefiero que me maten antes de renegar de nuestra Santa Religión; y espero en Nuestro Señor Jesucristo y Nuestra Madre la Santísima virgen que me darán fuerzas para dar la vida por Dios, lo mismo que lo han hecho ya otros compañeros y lo hicieron innumerables mártires.

Madre muy querida y hermanos muy amados, no tengáis pena porque me hayan matado, al contrario dad muchas gracias a Dios nuestro señor porque me ha elegido para ser mártir y desde el cielo pediré por todos vosotros y por todos los de la familia, y si aquí en la presente vida no tenido la dicha de abrazaros, en el cielo os espero para darnos el abrazo eterno y reinar y gozar eternamente con Nuestro Señor, la santísima virgen y demás santos y escogidos.

Madre queridísima, no tenga pena, le repito; al contrario debe estar usted muy orgullosa porque es usted madre de un mártir; y a vosotros hermanos, digo lo mismo, sois hermanos de un mártir que desde el cielo vela por vosotros y por todos mi queridísimos sobrinos.

Para terminar quiero daros algunos consejos. Sed siempre muy buenos católicos, amad cada día con un amor más grande a Nuestro Señor y Nuestra Madre la santísima virgen, y si algún día estuvieseis en el trance que me encuentro yo, de renegar de Dios o dar la vida, dad la vida mil veces antes de renegar y ofender a Dios porque así debemos ser, pensando que los sufrimientos pasarán y que el premio será eterno. Adiós, madre mía. Un abrazo te envía, y lo mismo a Santiago, a todos mis hermanos y a toda la familia. Que así sea y que pronto nos veamos en el Cielo.

Adiós. Su hijo y hermano Andrés.

Grupo VIII-Asesinados en distintas carreteras y lugares (Nº 87-114)       351

Lecturas Domingo de la trigésima primera semana de Tiempo Ordinario.

30-10-2016

PRIMERA LECTURA
Te compadeces de todos, porque amas a todos los seres

Lectura del libro de la Sabiduría 11, 22-12, 2

Señor, el mundo entero es ante ti como un grano en la balanza, como gota de rocío mañanero sobre la tierra.

Pero te compadeces de todos, porque todo lo puedes y pasas por alto los pecados de los hombres para que se arrepientan.

Amas a todos los seres y no aborreces nada de lo que hiciste; pues, si odiaras algo, no lo habrías creado.

¿Cómo subsistiría algo, si tú no lo quisieras?, o ¿cómo se conservaría, si tú no las hubieras llamado?

Pero tú eres indulgente con todas las cosas porque son tuyas, Señor, amigo de la vida.

Pues tu soplo incorruptible. está en todas ellas.

Por eso, corriges poco a poco a los que caen, los reprendes y les recuerdas su pecado, para que, apartándose del mal, crean en ti, Señor.

 Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL 144, 1-2. 8-9. 10-11. 13cd-14
R. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mí rey.

Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás. R.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R.

El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan. R.

 SEGUNDA LECTURA
El nombre de Cristo será glorificado en vosotros y vosotros en él

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 1, 11 – 2 , 2

Hermanos:

Oramos continuamente por vosotros, para que nuestro Dios os haga dignos de la vocación y con su poder lleve a término todo propósito de hacer el bien y la tarea de la fe. De este modo, el nombre de nuestro Señor será glorificado en vosotros y vosotros en él, según la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.

A propósito de la venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no perdáis fácilmente la cabeza ni os alarméis por alguna revelación, rumor o supuesta carta nuestra, como si el día del Señor estuviera encima.

 Palabra de Dios.

Evangelio Domingo de la trigésima primera semana de Tiempo Ordinario.

EVANGELIO
El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 19, 1 – 10

En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad.

En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí.

Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo:

«Zaqueo, data prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa».

Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento.

Al ver esto, todos murmuraban, diciendo:

«Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador».

Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor:

«Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más».

Jesús le dijo:

«Hoy ha sido la salvación de esta casa; pues también este es hijo de Abrahán.

Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».

 Palabra del Señor.